El dolor, nuestra alarma interna.

Comprender como se genera el dolor en nuestro cerebro puede ayudar a disminuirlo. Hoy me dispongo a presentaros una analogía con una alarma de incendios para que podais reflexionar sobre el tratamiento del dolor.

La alarma de incendios suena fuerte para advertirte cuando hay un incendio. A pesar de que suena de forma desagradable, agradecemos que haya sonado, ya que que gracias a ella, podemos salvar nuestras vidas.
 Pero ¿Qué pasaría si una alarma de incendios fuera demasiado sensible y de pronto se activara en situaciones que no debe activarse? Por ejemplo, si se activa por una vela o por el humo de un cigarro de un vecino que pasa, se encendería demasiadas veces. Interrupiría nuestra vida diaria constantemente, te sacaría de la ducha, te fastidiaría la siesta o una cena romántica.
También podría convertirse en una alarma hipersensible, que incluso se activase aleatoriamente sin ningun humo en absoluto, por ejemplo, un día caluroso.
Al igual que un detector de incendios sensible, los nervios de nuestro cuerpo pueden hipersensibilizarse y "encender la alarma" con demasiada frecuencia, provocando dolor excesivo e interrumpe nuestras actividades de la vida diaria.

¿Qué harías tu si la alarma suena en tu casa una y otra vez? al principio probablemente llamarás a los bomberos; si hay un incendio, los bomberos lo apagarán, pero ¿y si no hay fuego? o incluso después de que el incendio fuera apagado, la alarma de incendios no parara de sonar? El bombero te recomendaría reparar la alarma, ya que es demasiado sensible. Ellos son expertos en extinguir incendios pero no tienen la habilidad de reparar el detector de humo excesivamente sensible.

El tratamiento del dolor persistente es similar a la reparación de una alarma de incencio averiada. Lo que queremos conseguir es que los nervios del sistema del dolor se vuelvan menos sensibles.

 Y a la hora de tratar este tema tenemos un problemón que es dificil de ignorar: cuando hablamos del cerebro a personas que tienen dolor, no quieren continuar hablando. De alguna manera se ofenden. ¿Por qué es un tema tan incomodo?

Durante muchos años los medicos tuvieron una vision simplista del dolor: pensaban que el dolor corporal era fisico o psicológico. Si el médico no encontraba el origen de tu dolor, significaba que el origen del dolor era psicológico, que "te lo estas imaginando", "Que debía estar en tu cabeza" y te aconsejaba buscar un tratamiento psicológico. Si encontraba una causa física, el dolor era por lo tanto físico y su tratamiento era también físico.

 Debido a esta vision anticuada, en cuanto sacamos a relucir la palabra cerebro, podría malinterpretarse: ¿Me estás diciendo que estoy imaginando mi dolor?, ¿Cómo te atreves?, ¿Cerebro? No, no, no mi resonancia magnética/radiografía/TAC/ecografía muestra una hernia discal/protusión/artrosis/Pon aqui la patologia que quieras.

Afortunadamente la comprensión científica acerca sobre el dolor ha mejorado mucho durante los últimos 20 años. Han demostrado que es errónea la idea de que el dolor sea psicológico o físico y, por ello, esta idea tiene que ser eliminada de nuestras mentes. Para esto no queda otra cosa que reeducarnos. La ciencia ha demostrado que todo dolor implica a 2 componentes:
 - Señales neurosensoriales que se originan en el cuerpo.
 - Análisis complejo y su interpretación realizados el cerebro (por ejemplo factores psicológicos)

 Tenemos que hablar de tres situaciones:

 - Daño con dolor: es cuando tu cuerpo sufre una agresión y esta te produce dolor.
- Daño sin dolor: es cuando tu cuerpo sufre una agresión pero tu no sientes dolor.
- Dolor sin daño: Es cuando nos duele algo que no nos está produciendo un daño a nuestro cuerpo. Nuestra alarma de incendio cerebral se enciende porque hay mucho calor.

 Ya es suficiente por hoy. Hay mucho que asimilar.

Si te ha interesado, pronto colgaré el siguiente post sobre educación en neurociencia del dolor.

 ¿Te ha gustado? Escribe en los comentarios. ¡Esto me animará a seguir!

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